LENGUA Y LITERATURA – 1er AÑO “B”-
ETAPA DE AISLAMIENTO SOCIAL OBLIGATORIO
LENGUA
Y LITERATURA – PRIMER AÑO “B”- Prof. Marta Inés
Osorio Elías
Trabajo Práctico Nº 6
Requisitos: Entrega de las actividades resueltas
en tiempo y en forma.
En
tiempo; a más tardar el 14/08. Y en forma; redactado en WORD, prolijo, completo, con
interpretación criteriosa de las consignas, cuidando la ortografía.
TEMA: El mito y la leyenda. Concepto. Similitudes y
diferencias.
1) Leer comprensivamente y estudiar en el libro “Aprendamos Lengua y
Literatura 1” editorial comunicarte, paginás 86, 89 y 90; disponible en
Biblioteca Digital del blog del colegio o en la biblioteca “Coemba pora” de 8 a 11hs
los días lunes, miércoles y viernes.
2) Responder: ¿Qué son los mitos y cómo se transmitían?
3) ¿Dónde surgieron los mitos y como se desarrollaron?
4) Describe como son los personajes que intervienen en los mitos.
5) ¿En que se asemejan los mitos y las leyendas? ¿Y en que se
diferencian?
6) ¿Qué función cumple el mito y cual la leyenda?
7) Mito y Leyenda también se diferencian en cuanto a personajes, tiempo
y espacio. Indica en un cuadro estas diferencias.
La
flor del ceibo (Versión de Laura No)
Se llamaba Anahí porque tenía el canto más
bello que ninguna otra mujer a todo lo largo del Paraná. Anahí, la de la voz
como pájaro.
Anahí era la hija de un cacique guaraní,
señor de un amplio territorio y de miles de guerreros fieles y valientes.
Aunque ya era una joven mujer, Anahí no se había casado ni prometido con hombre
alguno. Era arisca y no gustaba de adornos ni vestidos ornamentados. Prefería
andar entre la selva para confundir su canto con el de los pájaros o acompañar
a los cazadores tras las pistas de las bestias. Su padre, el cacique, la
apañaba en sus caprichos y no le exigía que eligiera varón y le diera un nieto
para que heredara el cacicazgo de la tribu.
Así, Anahí vivió a su gusto en las tierras
ancestrales hasta que el desastre cayó sobre los guaraníes y la paz se le
perdió para siempre.
Desde poblaciones lejanas comenzaron a
llegar rumores de desesperación. Casas flotantes habían atracado en las orillas
distantes y de ellas habían descendido hombres pálidos y con el rostro lleno de
pelos. Eran guerreros y estaban cubiertos por placas brillantes que los
defendían de las flechas y lanzas de los guaraníes.
-Fantasmas blancos, monstruos que devoran
almas- se decía.
Anahí y su padre, a pesar de estos rumores,
comprendían que no se trataba de seres infernales sino de hombres que venían a
conquistar y a dominarlos.
Habían llegado los españoles. Buscaban
nuevas tierras y las dominaban con violencia y eran temibles porque los movía
la ambición.
Un día, mientras Anahí cantaba para su
pueblo durante un ritual de agradecimiento a Tupá, su dios creador, los
españoles cayeron sobre ellos.
Los guaraníes se defendieron con fiereza,
pero la realidad del enemigo superaba todos los rumores. Anahí observó con
horror que los españoles lanzaban sobre ellos la furia del trueno y que los
guerreros guaraníes caían heridos sin que se viera flecha alguna. Las armas de
los blancos hacían un ruido ensordecedor y llenaban el aire de humo acre. Sin
importarle el riesgo, Anahí ayudó en el rescate de los heridos y en el traslado
de los débiles.
Horas después, de los guerreros del padre
de Anahí no quedaban más que unos pocos. Los españoles habían incendiado el
poblado y los sobrevivientes habían huido hacia la selva y se reagrupaban
lentamente. Anahí fue de un lugar a otro organizando la tribu, curando heridos
y buscando desesperadamente a su padre. Por fin, ya en la oscuridad, uno de los
últimos grupos de guerreros que volvían de la batalla le llevó a Anahí el
cuerpo sin vida del cacique. Durante toda la noche, Anahí realizó los ritos
funerales para su padre. Estuvo en silencio durante horas, trémula y con la
mirada ardiente. El dolor y la ira la atormentaban. A lo largo de esas amargas
horas nocturnas, Anahí fue sintiendo como si el corazón se le transformar en
brasas calientes.
Al amanecer, Anahí fue a ver a los
guerreros sobrevivientes, que discutían el futuro de la tribu. En un rincón,
apartada, la joven escuchó la discusión de los hombres.
Algunos querían rendirse a los españoles
para salvar la vida. Otros se oponían a eso, ya que el dolor de ser esclavos de
los blancos era demasiado grande. Tampoco se ponían de acuerdo en quién debía
liderar lo quedaba de la tribu. Anahí no se había casado, por lo tanto, no
aportaba ni marido ni hijo que heredaran la jefatura.
A causa de estas dudas, de falta de un
líder, del temor por sus familias y el miedo a morir o ser esclavos, el grupo
de guerreros de la tribu corría riesgo de desmembrarse. Entonces, Anahí se
adelantó y se presentó ante ellos.
-Soy la heredera de mi padre y señora de la
tribu, y no permitiré que perdamos la libertad. Debemos dejar un recuerdo de
libertad para los que vengan después de nosotros-. A pesar de ver entre ellos
rostros hostiles, indiferentes y hasta divertidos, siguió hablando.-He pensado
el modo de enfrentar a este enemigo de armas de trueno y vestiduras
impenetrables.
Habló durante largo rato y les contó el
plan madurado durante la noche de luto y tristeza. Los guerreros escucharon y
encontraron sabiduría y coraje en sus palabras y reconocieron en ella el mismo
espíritu que su padre.
Al día siguiente, con Anahí como cacique,
los guaraníes comenzaron su resistencia frente a los españoles. Día a día, hora
tras hora, Anahí mantenía a sus guerreros ocultos en la selva porque sabía que
no podían ganarle al enemigo en una batalla abierta. Así, con la ventaja de
conocer el territorio, atraían a los españoles hacia la selva en pequeños
grupos y allí los atacaban con éxito. Hasta los niños pequeños se atrevían a
servir de señuelos para que los enemigos se adentraran en la selva, y Anahí los
admiraba porque veía que la semilla de la lucha por la libertad prendía en las
nuevas generaciones.
Entre los españoles, que habían levantado
campamento sobre el antiguo poblado guaraní, alto y feroz, más bestia que
humano, que comandaba a sus guerreros con poder sobrenatural y cazaba a los
españoles como si fueran animales indefensos.
Era Anahí. La joven no conocía esos
rumores, pero tenía un ansia tan intensa de liberar su tierra de los enemigos,
que podía llegar a extremos de valentía y fuerza increíbles.
Sin embargo, la joven guaraní no era
invencible.
Uno de sus guerreros reconoció al hombre
que había matado al cacique y Anahí decidió tomar venganza. Una noche en que el
español estaba de guardia, la muchacha se acercó demasiado al campamento: lo
suficiente para matar al asesino. En un instante de premonición, Anahí dudó en
matar al enemigo. Luego recordó las muchas bondades de su padre y cumplió la
venganza. Pero la audacia la traicionó y el asesino de su padre lanzó un grito
antes de morir.
Anahí huyó desesperada mientras el
campamento despertaba y salía en su persecución.
Como no se atrevió a refugiarse donde
estaba su gente por temor de guiar a los españoles sobre ellos, Anahí fue
capturada.
Los conquistadores la llevaron atada de
pies y manos ante su comandante. Anahí mantuvo su mirada en alto y una actitud
digna mientras el jefe español la interrogaba en un idioma extraño como si
esperara que ella lo entendiera.
Cuando la llevaron por fin hacia el linde
de la selva, Anahí entendía perfectamente que había sido condenada a muerte.
Estaba en calma cuando la ataron a un árbol de pequeña talla.
Anahí conocía ese árbol desde niña. Era un
ceibo y ella había jugado en él y trepado en sus ramas. Miraba esa amada copa
sin flor por sobre su cabeza mientras los españoles prendían fuego debajo de
sus pies para cumplir su sentencia de muerte. La joven estaba en paz: había
defendido a su pueblo y ahora iba a reencontrarse con su padre en el Más Allá.
Cuando el humo y las llamas envolvieron a Anahí y al árbol, un canto bellísimo
surgió de la hoguera. Un canto que hizo huir a los españoles.
La noche pasó y ocultó la desgracia. Al día
siguiente, los conquistadores fueron a ver las cenizas, pero encontraron que al
árbol donde habían atado a Anahí no se había quemado sino que ahora tenía su
copa cubierta por flores de un rojo intenso y textura aterciopelada. Los
españoles le tomaron temor al árbol y no quisieron acercarse nunca más a sus
ramas.
Los guaraníes, en cambio, comprendieron que
las flores rojas eran el regalo de Anahí al morir para que la lucha de los
guaraníes por la libertad no fuera olvidada.
De este modo nació la flor del ceibo, que
tiene la forma de las llamas que mataron a Anahí y el color rojo de su sangre
ofrendada para la libertad de su pueblo.
La
narración: Es el relato de una historia en la
que algunos personajes realizan acciones. Esta historia es contada por una voz,
el narrador, que puede ser un personaje incluido en la historia que cuenta o
puede ser externo a los hechos. El personaje más importante, cuya historia se
cuenta, se denomina protagonista.
Las narraciones se organizan alrededor de
un conflicto. Primero existe una situación inicial de equilibrio, que se rompe
porque sucede algo que desestabiliza el orden reinante. En ese momento se
plantea el conflicto narrativo. A partir de allí, la acción se desarrolla hasta
que el conflicto se resuelve. De este modo, se llega al desenlace: se vuelve al
equilibrio inicial o se desemboca en un nuevo estado de equilibrio.
El
narrador en primera y tercera persona
El narrador en primera persona puede ser
protagonista de los hechos o un testigo que cuenta lo que sabe o ve. Ejemplo:
Soy Marcia, vivo en una vieja casona y tengo ocho años.
Marcia es mi amiga: ella vive en una vieja
casona y tiene ocho años. Ya lo veo todos los días.
Cuando está en tercera persona, el narrador
es externo a los hechos que cuenta. Ejemplo: Había una vez una niña pequeña que
vivía en una vieja casona abandonada.
El
conflicto narrativo: En la narración, el
conflicto se produce porque el protagonista desea algo que es muy valioso para
sí o, por ejemplo, para su pueblo. En el intento por lograr lo que desea, se
encuentra con personajes que colaboran con él y son sus ayudantes. Pero el
protagonista también se encuentra con oponentes, que tienen sus propios
intereses y le ponen obstáculos. Ese choque de intereses genera el conflicto
narrativo.
El conflicto se resuelve cuando este
personaje logra o no lo que deseaba, y se llega al desenlace.
1)
¿En qué persona gramatical está
el narrador de “La flor del ceibo”? ¿Es un personaje de la historia o es
externo a ella? Cita fragmentos del texto que ejemplifiquen tu respuesta.
2)
¿En qué momento se rompe el
equilibrio inicial? Subraya la opción apropiada:
*Cuando Anahí, la
protagonista, no quiere casarse.
*Cuando llegan los
españoles.
*Cuando los españoles
matan al padre de Anahí.
*Cuando ella se hace cargo
de los guerreros.
a)
De acuerdo con lo que
subrayaste, elijan qué deseos guían a actuar a Anahí.
Anahí desea…
*Ser reconocida por los
guerreros.
*Vengar la muerte de su
padre.
*Dejar un mensaje de
libertad para las futuras generaciones.
*Transformarse en una
flor.
b)
De acuerdo con lo que
subrayaron en el punto a), completen el siguiente cuadro.
|
Deseo |
Oponentes |
Ayudantes |
Anahí |
|
|
|
3)
¿Qué características de Anahí la motivan a
desear lo que desea? Subraya las opciones adecuadas.
Su hermosa voz. Su
dignidad como guaraní.
Su carácter decidido. Su
coraje.
Su juventud. Su
condición de hija del cacique.
Su condición de mujer
entre los guerreros. Su
dolor.
a)
¿Anahí logra lo que desea? ¿Por
qué?
Las acciones y las secuencias narrativas: En una narración, las acciones que se cuentan suceden en un tiempo
determinado, y una a continuación de otra. A veces, la narración respeta ese
orden cronológico; otras veces, los hechos se cuentan en un orden diferente del
que sucedieron.
Pero también las
acciones de una narración se encadenan en un orden lógico, es decir que se
establecen relaciones de causa y consecuencia entre los hechos que se cuentan.
De este modo, una acción es la causa de la siguiente. Por ejemplo, los españoles atacan el poblado de Anahí
(causa), por eso, su gente se defiende y huye (consecuencia).
Las acciones así
encadenadas forman secuencias narrativas. Una narración puede tener una o más
secuencias, que se pueden identificar con un sustantivo, a la manera de un
título. Por ejemplo, la secuencia Llegada de los españoles está compuesta por
las acciones: existencia de rumores sobre la llegada de extraños – llegada de
las casas flotantes – aparición de hombres pálidos armados.
4)
Numera las siguientes acciones
según el orden que tienen en la leyenda.
|
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|
Los españoles atacan el poblado de Anahí.
Anahí
se transforma en la flor del ceibo.
Los españoles vencen a los guaraníes.
Los guaraníes huyen.
Los guaraníes se defienden.
Anahí decide vengar a su padre y proteger a su pueblo.
Los guerreros sobrevivientes no logran ponerse de acuerdo sobre los
pasos a seguir.
Los españoles sentencian a muerte a Anahí.
Los guaraníes atacan a los españoles con éxito.
Anahí toma el mando de su gente.
Anahí descubre que su padre fue asesinado.
Anahí venga la muerte de su padre.
Los españoles capturan a Anahí.
a)
Agrupa las acciones anteriores
bajo los siguientes títulos:
Ataque de los
conquistadores españoles. Ataque de los
guaraníes. Muerte de Anahí.
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