Lengua y Literatura + Taller Literario 1° año “A”

Lengua y Literatura 1° año “A”
Prof. Soledad Sánchez


EL GORRIÓN


v  Lee atentamente este cuento.

En la ciudad, el Niño ha visto golondrinas, cientos de golondrinas, en torno de las torres, incansables piadosas. Y en las eras, al verano, vencejos que son como golondrinas más negras. Había visto cuervos y, a la puerta de la casa del guarda rural, la estrecha jaula de la perdiz. Pero éstos no son pájaros. Pájaros, para él, solo hay unos: los gorriones. Así, cuando el vecino de enfrente, que es cazador y pescador, sale “de pájaros” antes de que amanezca, ya se sabe que regresará al mediodía con docenas de gorriones muertos.
Los gorriones y los chiquillos del barrio conviven juntos a todas horas del día. Las calles son para ellos. Pero ni los pájaros se confían del todo, ni los chiquillos abandonan la idea de cogerlos o matarlos de una pedrada. Posibilidad solo, porque no hay ser más listo que el gorrión.
Un día el vecino le hizo el regalo que más podía gustarle: un gorrión. Era un pájaro gordo, bien cebado por el verano con el buche abultado, repleto. El vecino, que de gorriones sabe más que nadie, le advirtió que no podía enjaularlo, que, cuando más, le atara un hilo bramante a una de las patas. Y el Niño fue feliz aquel día con su pájaro, al que le cazaba moscas.
El gorrión no se daba por vencido y a cada instante iniciaba el vuelo, pero el hilo tirante se lo impedía. Por ello, el Niño le fue añadiendo trozos —hilos, cuerdecillas, cordones— recogidos donde pudo, sin reparar ni en el grosor ni en los colores. Llegó a pensar que con el tiempo lograría un hilo tan largo que el pájaro ni se daría cuenta de que estaba preso. Pero al segundo día el gorrión ni comía ni intentaba volar. Él lo echaba a lo alto para estimular su vuelo, pero el pajarillo aleteaba apenas para defenderse de la caída.
Cuando anocheció, el Niño tenía bien pensado lo que debía hacer. Con el pájaro en la mano llegó hasta el borde mismo del gran terraplén. A punto estuvo de lanzarlo a lo alto, totalmente libre, pero temió su caída a plomo, sin la cansada defensa del aleteo.
Desató el hilo y con la mano en alto estimulaba su huida acercándolo al vacío de la cortada. El pajarillo no se movía, acobardado, encogido. En la mano sentía, como un reloj alocado, su pequeño corazón. Miró a su alrededor: nadie. Y lo abandonó al borde del precipicio. Después volvió para dejarle la compañía de un vidrio verde, que era su juguete favorito.
Allí estaba a la mañana siguiente: inmóvil, rígido. Más frío —otro frío— que el vidrio.

Federico Muelas. El niño que tenía el cristal verde. Adaptación.

ACTIVIDADES


1.    ¿Quiénes son los personajes?

2.    Señala V (si es verdadero) o F (si es falso) para las siguientes afirmaciones.
• Los gorriones y los niños jugaban en el mismo sitio.     V - F
• Los niños nunca pensaban hacer daño a los gorriones. V - F
• Los gorriones estaban completamente tranquilos al lado de los niños.  V - F
• Aunque los niños hubieran querido matarlos, ellos no se habrían dejado.  V – F

3.    Te habrás dado cuenta de que el niño se portó muy bien con el gorrión. Busca en el texto tres cosas que hizo el niño por las que puedas demostrar que lo trató con cariño.

4.    Si el niño lo quería tanto, ¿por qué lo dejó al borde del precipicio?

5.    ¿Qué otro título le pondrías a este cuento? Escríbelo.

6.    ¿Te ha gustado esta lectura? Explica por qué.


Actividades Taller Literario.

1.   Usen  hojas cuadriculadas y copien al menos dos cuentos breves. ¡No olviden tener en cuenta las indicaciones para copiar trabajadas en clase!

2.    Con esos cuentos que eligieron, también practiquen lectura en voz alta.


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