Lengua y Literatura 1er. Año “A”

 

Lengua y Literatura

1er. Año “A”

Tema: tipos de cuentos-Elementos

Fecha límite de presentación de trabajos completos: 14 de agosto

Horarios disponibles para consultas: martes, miércoles y viernes de 8 a 12 horas; al mail: marcellafrette@gmail.com

 

¡HOLA CHICOS! Leímos en la actividad anterior  el cuento de Silvina Ocampo “La soga” y pudimos ver que por sus características es un cuento Fantástico.

Ahora, en esta actividad vamos a leer muy atentamente otro cuento:

La flor

De Leónidas Barletta

Después entraron dos muchachos, indecisos, y Margarita los miró en la combinación de los tres espejos del local. Afuera se había detenido un aire frío, duro, que la gente empujaba tercamente.

En la trastienda, en cambio, la atmósfera era tibia y los grandes canastos de flores despedían un vaho dulzón que mareaba.

La vieja Aurora apoyó las manos en el mostrador y se inclinó hacia delante, torciendo de lado la cabeza como si pretendiese insinuar que su oído andaba remiso.

Margarita oyó que uno de los muchachos decía, con la voz velada:

– Una corona… blanca…

– Mejor roja… – apuntó el otro, con una voz que estridía sin ser alta.

– Blanca… – insistió el primero en un tono apagado, y añadió:

– En la cinta hay que poner: sus compañeros de colegio.

Por los espejos Margarita vio cómo el muchacho daba vuelta la cara con los ojos abultados de lágrimas y cómo subía y bajaba la nuez de su cuello flaco. El otro iba contando y alisando el dinero que sacaba de todos sus bolsillos, con cierto rencor contenido.

La vieja volvió a entrar y esquivando los ojos le alcanzó a Margarita una rueda de papel y musgo artificial, como un salvavidas, exhortándola a que confeccionara la corona.

Margarita levantó la cabeza bruscamente y protestó:

– Pero, doña, si son las cinco menos diez. Yo a las cinco, planto. Ya no doy más.

– Terminame esta corona y te vas – gruñó la vieja observándola con un solo ojo.

– Tengo los dedos deshechos – rumió la muchacha mirando con odio los manojos de flores, dentro de los baldes de agua.

Sentía las yemas de los dedos como si estuviesen sin piel. El olor acre de los pétalos magullados, de los tallos trenzados, las rosas exhaustas amontonadas en el piso húmedo, la carne túrgida, como de marisco, de los gladiolos, le producían una mezcla de repugnancia y de sueño, con un dolorcito de cabeza que empezaba en espiral entre los ojos.

Margarita hace un tirabuzón de alambre alrededor del tallo endeble de las dalias y las va sujetando en el ruedo de papel, y ve a su madre, escondiendo sus manos debajo de la pañoleta. Cuando ella llegue encenderá el calentador y le servirá café con leche y pan, por toda comida.

De noche no toman más que café con leche y el líquido azucarado hace ruido en las tripas huecas.

Dos camas apretujadas, una mesa con tres sillas y un aparador modesto, es todo lo que poseen. En la pared hay un retrato del padre, que murió hace algunos años, y, ciertamente, desentona con su cuello almidonado. Cerca del tragaluz, de una cuerda penden algunas ropas puestas a secar, como se describe en los cuentos de Chéjov. A ratos se mueve un tufo repelente a madera húmeda y podrida.

Cuando se case con Fernando dejará esa habitación sombría y quizás encuentren otra más alegre, con una ventana donde se posarán los pajaritos. Pero todos los días irá a visitar a su madre.

Entonces, Azucena, que tiene doce años, trabajará para mantener a la vieja, como lo hace ella ahora… Pero que no se meta en una florería creyendo que es un trabajo agradable y liviano…

Una dalia cae al suelo y Margarita, sin poder evitarlo, la tritura con el pie, mientras piensa: una menos.

Los dos muchachos ya se han ido y a la corona la llevará don Luis cuando vuelva.

Margarita sigue enroscando alambre en los tallos de las dalias y la idea de que al terminar va a encontrarse con Fernando, le da nuevos bríos. El jugo de los tallos quebrados le irrita la piel agrietada de los dedos. Una dalia girando entre sus manos le ha golpeado la boca y ella se aparta como de un bicho baboso y escupe limpiándose la boca.

El viejo reloj de pared da cinco campanadas gordas, perezosas, la dueña gruñe:

– No me vas a plantar el trabajo. Terminame primero la corona y después te vas.

Margarita baja la cabeza y siente un vago deseo de llorar. Fernando estará esperándola en la esquina, soplándose las narices, golpeándose las manos y dando saltitos para calentarse los pies.

Por más que ella se apure, el tiempo vuela y falta cubrir de flores casi la mitad de la rueda. El latido del reloj repercute en sus sienes. Podría ser que él se cansara de esperar y se fuera. O que creyese que está enferma y no ha ido a trabajar. Una impaciencia rencorosa le hace deshojar con furia las últimas dalias para evitarse el trabajo de engancharlas en la corona.

– Ya está, doña-dice al fin mientras se quita a tirones el delantal y lo cuelga de un clavo en la pared.

– Hasta mañana.

– Y sale corriendo, aturdida. El aire frío le quema los dedos machucados, le pela los bordes de la nariz, pero le despeja la cabeza a pesar de sentirse chocada, empujada, apartada, por seres de rostro lavado, inexpresivo, que llevan a pasear sus carteras o sus corbatas.

En la esquina encuentra a Fernando. Lo examina con inquietud, para saber si está enojado. Él le pregunta:

– ¿Qué te pasó?

– Y… ya sabés… a último momento, una corona …

Se miran desconsoladamente. Ninguno de los dos quiere ser feliz sino inmensamente desdichado, porque así entienden el amor. Y cuando se reúnen y con cautela se revisan en el fondo de los ojos para ver si siguen siendo los mismos, sienten un delicioso alivio que les hace olvidar el cansancio cotidiano y se prestan las manos y la cara, y cada una de las partes del cuerpo bebe, en la otra, el vigor necesario para seguir existiendo.

Se amaban. Ya habían llegado a decirse: ¡eternamente! Ella procedía con tanta ansiedad como si tuviese que morir al minuto siguiente. Se abandonó sobre el brazo de él y murmuró:

– Estoy deshecha. Tengo los dedos pelados y el frío me los hace doler más.

Se miraron con angustia en el reverso de los ojos. Los labios de ella se despegaron penosamente para ensayar una trémula sonrisa. Entonces la ternura de él se fue acumulando, creció de improviso a borbollones, como una ola y desbordó por sus ojos, por su boca…

– Querida… querida mía…

Si no hubiesen estado en la calle la hubiera abrazado, la hubiera besado en la boca descolorida, en el pelo, en los dedos lastimados y helados, poniéndose de rodillas. Hubiera querido decirle que se sentía terriblemente humillado en su impotencia para evitar que ella tuviese que marchitarse en una tarea tan dura. Apenas pudo murmurar, sobreponiéndose:

– Mirá lo que te traje.

Y entreabrió un poco el saco y extrajo una flor.

A ella se le iluminaron los ojos, tomó la rosa que Fernando le alcanzaba, la besó y la apretó suavemente contra su mejilla, sintiendo la inefable ternura de sus pétalos, su tímida fragancia.

ACTIVIDADES:

1-    ¿Qué diferencias notás entre la historia que cuenta el relato de “La Soga” de Silvina Ocampo, y “La flor” de Leónidas Barletta? ¿Ambas son verosímiles? ¿Alguna de las dos puede ser una representación de la vida real? ¿Por qué? Justificá “por qué sí” y “por qué no”

2-    Todo cuento es un relato breve, que puede ser leído de una sola vez porque  tiene pocos personajes, los diálogos son rápidos y están al servicio de la acción, la historia es una sola que tiende, generalmente, a un final sorpresivo e importante. Hay distintos tipos de cuentos según a qué tipo de personajes, lugares y acciones se refieran.

De acuerdo con el siguiente cuadro, donde nos cuenta acerca de  cada tipo de cuento, respondé: ¿A qué tipo de cuento corresponde “La Flor” y cómo llegaste a esa conclusión?

CUENTOS

POLICIALES

Hay un conflicto policial que es investigado por un detective que sigue pistas. El clima de suspenso caracteriza todo el relato.

CUENTOS

DE CIENCIA

FICCIÓN

Se refiere a hechos ubicados en el futuro que tienen personajes, lugares o espacios que, si bien son insólitos, se hacen verosímiles por conocimientos científicos. Por ejemplo: viajes interplanetarios, seres extraterrestres, robots, aventuras a través del tiempo, etc.

CUENTOS

MARAVILLOSOS

Relata historias inverosímiles, pobladas de reyes, hadas, dragones, brujas, que ayudados por objetos mágicos viven aventuras sobrenaturales, maravillosas.

CUENTOS

FANTÁSTICOS

Cuenta una historia cotidiana, en un mundo real; en la cual aparece un hecho inexplicable, fantástico, que provoca en el lector la duda: ¿es verdad o ilusión, es fantasía o realidad? Tal duda no se aclara porque no hay una explicación lógica.

CUENTOS

REALISTAS

Se crea una historia referida a temas de la realidad: la pobreza, los sucesos políticos, los sentimientos humanos, la injusticia en la sociedad, la vida cotidiana.

 

CUENTOS

DE

TERROR

Se cuenta un relato con situaciones desconocidas; con fantasmas, aparecidos, muertos que resucitan, monstruos y la finalidad del narrador es producir miedo, terror, espanto, en los lectores.

 

Te cuento un poco más:

En todo texto narrativo hay distintos aspectos para analizar tendientes al logro de una mejor comprensión de la historia que se narra.

Estos puntos de análisis son: el narrador, el tiempo en que transcurren las acciones, el espacio donde se realizan los sucesos, los personajes y las secuencias de acciones.

En esta entrega vamos a hablar del NARRADOR:

El narrador: Es la voz que elige el autor para que se haga cargo de contar la historia. Es una figura imaginaria creada por el escritor. No hay que confundir autor con narrador. El autor es la persona, el escritor, que puede decidir quién contará la historia, el cual puede ser de tres tipos: narrador omnisciente,  narrador testigo  un narrador protagonista.

Narrador protagonista: forma parte de la historia, es un personaje dentro de ella y cuenta los hechos en primera persona. Sabe lo que hace, dice y piensa él mismo. Narra desde su punto de vista.

 Ejemplo: “El tren era el de todos los días a la tardecita, pero venía moroso, como sensible al paisaje. Yo iba a comprar algo por encargo de mi madre. Era suave el momento, como si el rodar fuera cariño en los lúbricos rieles. Subí y me puse a atrapar el recuerdo más antiguo, el primero de mi vida. El tren se retardaba tanto que encontré en mi memoria un olor maternal...” (Extraído del cuento Tren de Santiago Davobe)

Narrador omnisciente: sabe lo que hacen, sienten y piensan los personajes. Se expresa en tercera persona. (La palabra omnisciente significa “el que todo lo sabe”) Ejemplo: “... Tionisio Pulido era un indio campesino que una tarde de febrero estaba labrando sus tierras cuando el suelo comenzó a temblar y a moverse. Los temblores no lo sorprendieron mucho porque ya hacía alrededor de quince días que esto ocurría, pero sí se asustó mucho cuando su arado chocó con una gran piedra...”. (Extraído del cuento El día en que el Paricutín hizo temblar el sur de México de Constanza Gechter)

Narrador testigo: Sólo cuenta lo que hacen o dicen los personajes en su presencia o lo que se entera por otros. Puede referirse únicamente a lo que él ve, oye o percibe pero no puede explicar sentimientos ni pensamientos de los personajes. Puede estar escrito en primera o tercera persona.

Ejemplo: “... Durante los siguientes días los hombres recorrieron Paso del Rey, en las vecindades del río Reconquista, buscando la calle Tronador y una casa humilde con pilares rosados. Una tarde fueron atacados por unos lugareños levantiscos y dos noches después cayeron presos por sospechosos...” (Extraído de Balada de la primera novia de Alejandro Dolina)

3-            Ya que ahora sabemos  un poquito más sobre las características del cuento, podemos jugar  con la Ruleta de la Lectura:

 

Para ello deben elegir cinco (5) de los ocho ítems que componen nuestra ruleta y responder de acuerdo con lo que se les pregunta. (No es necesario que respondan los ocho ítems, con cinco está bien, pero deben estar bien justificados y desarrollados con ejemplos).



            ¡Nos vemos pronto!

#cuidense #quedenseensuscasas


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