LENGUA Y LITERATURA - 3er AÑO “B”
ETAPA DE
AISLAMIENTO SOCIAL OBLIGATORIO: COVid19
LENGUA Y LITERATURA - TERCER AÑO “B” – Prof.
Marta Inés Osorio Elías
Trabajo
Práctico Nº 6
Requisitos: Entrega
de las actividades resueltas en tiempo y en forma.
En
tiempo; 21/08, a más tardar. Y en
forma; redactado en WORD, prolijo, completo, con interpretación criteriosa
de las consignas, cuidando la ortografía.
TEMA:
Literatura fantástica: cuando lo sobrenatural irrumpe en el mundo natural
La
literatura fantástica tiene la particularidad de representar un mundo cotidiano
en el que de pronto irrumpe algún acontecimiento inquietante que no puede ser
explicado racionalmente. Resulta esencial para este género la presencia de lo
sobrenatural. De acuerdo con el teórico Tzvetan Todorov, uno de los primeros en
estudiar el género (Introducción a la literatura fantástica, 1970),
quien percibe ese acontecimiento debe optar por una de dos soluciones posibles:
o bien los hechos se explican por medio de la razón, o bien se acepta que lo
sobrenatural forma parte de lo cotidiano y natural. Para este teórico, lo
fantástico puro sucede en el momento exacto de esa duda o vacilación entre las
dos soluciones posibles.
Lo fantástico y las transformaciones
Uno de
los temas recurrentes en la literatura fantástica es el de las
transformaciones. Seres que se convierten en lobos, panteras, gatos o cerdos;
entre otros animales considerados crueles o malignos. También hay objetos inanimados
que cobran vida: piedras devenidas en dioses o elementos de la cotidianeidad
que adquieren la forma de animales.
Actividad
1: Lean el siguiente cuento de Silvina Ocampo:
La soga
A
Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano
del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender
papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la
soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los
baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los
juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su
vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía
hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un
árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los
árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un
pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga
se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a
morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se
acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo
tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un
perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a
poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba
aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido
trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga”. La soga
parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera
creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura,
casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El
gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se
demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla
al aire; como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba
prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de
sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor.
Si
alguien le pedía:
—Toñito,
préstame la soga.
El
muchacho invariablemente contestaba:
—No.
A la soga
ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo
aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón.
Toñito
quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena.
¿Una
soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas,
en las tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era
herbívora; le dio pasto y le dio agua.
La
bautizó con el nombre de Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento,
decía: “Prímula, vamos Prímula”. Y Prímula obedecía.
Toñito
tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de
colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las
cobijas.
Una tarde
de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo
que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito,
cuando lanzaba la soga.
Aquella
vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no
retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a
través de la blusa.
Así murió
Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo
despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.
Breve semblanza de la autora (estudiar)
Silvina
Ocampo (Buenos Aires, 1903-1993). Poeta y narradora. Junto con Jorge Luis
Borges y Adolfo Bioy Casares, su marido, publicó Antología de la literatura
fantástica (1940), entre otros textos. Un gran libro suyo es Autobiografía
de Irene (1948). La niñez y lo fantástico son temas recurrentes en su obra.
Otros de sus textos son: Las invitadas (1961) y Cornelia frente al
espejo (1988).
1.
Enumeren y diferencien los juegos que realiza Toñito antes de descubrir la soga
y después de obtenerla.
2.
Expliquen las transformaciones de la soga: ¿Cómo va cambiando físicamente y en
actitudes? ¿De qué manera se acentúa su “animalización” y qué importancia tiene
en esto el que reciba un nombre?
3.
Busquen en el diccionario el significado del nombre Prímula. ¿Podrían
establecer alguna relación con la soga-serpiente?
4.
Caractericen al narrador. Transcriban algunas frases que ejemplifiquen su
mirada sobre los hechos.
5. ¿Les
parece que hay indicios, es decir, pistas o señales que adelanten el desenlace
del cuento? Enumeren.
6. ¿Qué
aspectos del relato se vinculan con el mundo de las experiencias cotidianas y
cuáles con lo sobrenatural? ¿Cómo podrían describir la mirada del narrador
sobre estos aspectos?
Lo fantástico y la ruptura de las
relaciones causales
Lo
fantástico también tiene el poder de desorganizar las relaciones causales y la
lógica de acontecimientos. Juega con las yuxtaposiciones, contradicciones y
oposiciones de tramas e historias. No escapa a ello el tratamiento del espacio
y del tiempo con formulaciones que establecen lo alternativo, entrecruzado,
traspuesto con formulaciones que escapan a lo racional, por ejemplo, a la idea
de tiempo homogéneo y rectilíneo.
Actividad
2: Lean el siguiente cuento de Julio Cortázar:
Continuidad de los parques
Había
empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes,
volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar
lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de
escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de
aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el
parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la
puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones,
dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se
puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres
y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi
enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de
lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el
terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano,
que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles.
Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose
ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue
testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer,
recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una
rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba
las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión
secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se
entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo
anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que
todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo
del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la
figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado:
coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía
su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía
apenas para que una mano acariciara una mejilla.
Empezaba
a anochecer.
Sin
mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la
puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la
senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto.
Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en
la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no
debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba.
Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos
le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una
galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera
habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la
mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo
verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Breve semblanza del autor (estudiar)
Julio
Cortázar (1914-1984). Nació en Bruselas (Bélgica) pero pasó gran parte de su
vida en Argentina, y luego en distintos países de Europa. Escribió poesía,
cuentos y novelas. Una de sus obras más importantes es Rayuela (1963).
Otros de sus libros son: Final del juego (1956), Historia de
cronopios y de famas (1962) y Octaedro (1974).
1. ¿Qué
relaciones podrían establecer en este cuento entre las ideas de “lectura”,
“lector” y “ficción”?
2.
¿Podrían identificar la historia marco (la trama principal) y la historia
incluida (la trama secundaria)? ¿Cómo se cruzan y qué efecto producen?
3.
Caractericen los elementos realistas y cotidianos en este cuento.
4. Lean
las siguientes cuestiones teóricas y relaciónenlas con el manejo del tiempo y
del espacio en el cuento.
El género
fantástico no se empeña en tratar lo imposible por el solo hecho de que cause
espanto, sino precisamente por su condición de imposible. Invocar lo fantástico
es invocar lo absurdo y lo contradictorio. Lo imposible realizado deja entonces
de ser imposible y pierde su carácter fantástico. […]
Como se
sabe, el espacio es tridimensional, homogéneo, continuo, reversible, común a
todos los hombres. Tratemos de imaginar un espacio discontinuo, individual o
cuadrimensional, y estaremos muy cerca de lo fantástico (Louis Vax. Arte y
literatura fantásticas, 1960).
5.
Relacionen este cuento de Cortázar con este otro breve relato del siglo III a.
C:
Chuang-Tzu
soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado
que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
¿Qué
estructura o forma delinea esta construcción del relato? ¿Qué creen que nos
dice del tiempo? ¿Y del espacio?
6. ¿Qué
importancia tendrá en el cuento “Continuidad de los parques” la frase “Empezaba
a anochecer” en relación con el efecto de lo fantástico? ¿Cómo podrías explicar
el título del cuento?
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